viernes, 31 de enero de 2014

Fuego cruzado en el Barrio Histórico de Colonia del Sacramento, primer Patrimonio de la Humanidad uruguayo que UNESCO observa con preocupación

"A la guerra con un escarbadientes"

El sábado 1 de febrero de 2014 vence el plazo otorgado por la UNESCO para que los uruguayos informemos sobre la creación de un Plan de Ordenamiento Territorial y cuánto se ha avanzado en la conservación del Barrio Histórico de Colonia del Sacramento. "En el último de los siete informes se constata la necesidad de tomar medidas concretas para su protección porque se deja entender que no se ha hecho suficiente. Ahora es urgente satisfacer este requerimiento", advierte el español Jorge Benavides Solís. Alberto Quintela, director de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación, afirma que no corre peligro la categoría de Patrimonio Histórico de la Humanidad que el sitio consiguió en 1995. “Contra viento y marea hemos intentado cumplir, hoy (viernes 31 de enero) enviamos un informe.” Ex miembros del Consejo Ejecutivo Honorario (CEH) para la preservación del Barrio Histórico disuelto, en 2011, están de acuerdo con Quintela en que “no existe riesgo de que el bien sea descendido a la categoría de Patrimonio en Peligro. Vecinos colonienses afirman que el estatus actual, “más allá del honor sólo sirve más como eslogan turístico pero poco como soporte para la conservación de los bienes patrimoniales.”

Colonia del Sacramento se encuentre en medio de un clima de acusaciones cruzadas entre vecinos, ex- miembros del Consejo Ejecutivo Honorario del Barrio Histórico, la Intendencia de Colonia y la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación. Los pobladores señalan la desidia que significa "haber esperado hasta el último día para presentar el informe solicitado por la UNESCO". El plazo del organismo internacional vence el sábado 1 de febrero, y la CPCN presenta el dossier en la tarde del viernes 31 de enero. A la tensa situación se suman las advertencias por lo que expertos nacionales e internacionales señalan como "una insatisfactoria gestión del Barrio Histórico". Para algunos el riesgo llega hasta la propia declaración de Patrimonio Histórico de la Humanidad, aunque los técnicos más cercanos señalan que "ese peligro no es real". 
“Es fácil observar las consecuencias del insuficiente control urbanístico”, apuntó Jorge Benavides Solís, profesor de la Universidad de Sevilla y técnico del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS).  Para el experto español, lo "más urgente y acuciante" es el deterioro del edificio de la exPrefectura, hoy propiedad de Buquebus. Según el inventario vigente, el sitio posee Grado de Protección 4 (máxima posible), pero se deteriora a pasos acelerados. La lluvia ha ingresado por las ventanas sin vidrios y las puertas carcomidas: la descomposición del piso de madera, según técnicos que lo observaron, es “casi irreversible”.
"En el año 2006 había sido colocado un cartel de 'Inmueble en Restauración', pero, según los vecinos colonienses, recién a fines de 2013  se limpió el predio. Allí se están realizando cateos arqueológicos en su interior. La empresa también es dueña de viejas construcciones en los alrededores que, a pesar de tener el mismo cartel, son terrenos baldíos. Son postales que provocan dolor”, dijo al diario El Observador, el arquitecto Miguel Ángel Odriozzola Guillot, experto en Patrimonio Edificado e hijo de Miguel Ángel Odriozzola, impulsor de la declaración del Barrio Histórico de Colonia del Sacramento como Patrimonio de la Humanidad. “Duele que se roben las marcas de bronce de la muralla que señalan la altura de la edificación original, o que siga creciendo el palán palán ya casi de dos metros de altura en el techo del Museo Español, también con un Grado de Protección 4, o que el museo Casa de Nacarello tenga cubiertas las tejas portuguesas con un pastizal." Miguel Odriozzola padre fue quien recuperó 70% de las tejas originales del Museo Español. “Hoy es imposible”, afirma su continuador.    “Es un patrimonio muy frágil, no es monumental. No es una ruina, es un núcleo vivo que soporta una enorme presión urbanística proveniente del turismo”, anota Odriozzola.

Colonia del Sacramento, ¿en peligro? Una de cal y dos de arena
Reflexiones del arquitecto Nery González en su blog "Acerca de patrimonios varios algunas reflexiones sobre nuestros lugares de la memoria" (16/12/2013).

http://blogs.montevideo.com.uy/blognoticia_66785_1.html

El Ministerio de Educación y Cultura (MEC) comenzó a trabajar en el único inmueble de su propiedad. Se limpió y se apuntaló la Casa de María Moreno (padrones 31 y 32). Alberto Quintela, director de la CPCN la definió como “una ruina”, pero explicó que “no se puede intervenir en las propiedades privadas a las que sólo se les puede imponer ciertas condiciones, dado que tampoco se dispondrían de los fondos para proceder con posibles expropiaciones.”
Odriozzola recuerda la tarde cuando apareció una retroexcavadora en el padrón 29, frente al Banco República, que arrancó un pedazo de muro de los tiempos de la colonia y movilizó tierra sin haber hecho ninguna prospección arqueológica, o cuando se promovió desde la intendencia un edificio de siete pisos en la zona de cautela, alrededor del Barrio Histórico. Ambas fueron contravenciones a las normas de conservación.
El arquitecto coloniense señala otra falta grave a la conservación. "Que se siga permitiendo que se pinten las fachadas con colores estridentes −amarillo, naranja y casi fucsia−, sin respetar una paleta acorde con la historia. U otra cotidiana: no se cumple con la prohibición de circulación de vehículos grandes en el casco histórico." Odriozzola y Quintela coinciden en que Colonia no corre un riesgo inminente de que sea incluida en la lista de patrimonio en peligro (paso previo a quitarle el título), pero sí que se debe avanzar en su conservación. El director nacional del Patrimonio recordó que Uruguay ha cumplido con dos exhortaciones de la UNESCO: no se aprobó el proyecto Marinas del Sacramento, un emprendimiento hotelero y puerto de yaces del empresario argentino Juan Carlos López Mena, y se presentó el plan de gestión.
El 6 de julio de 2012 la UNESCO le encomendó a Uruguay una serie de tareas imprescindibles en el Barrio Histórico de Colonia del Sacramento, pero“no se avanzó en ninguna”, según ex miembros de la CEH, enfrentada con la Comisión del Patrimonio. El director Quintela admitió que hubo faltas por “desidia política”, pero señaló que “han pesado más las rencillas internas entre vecinos, representantes políticos y la intendencia. Por ejemplo, esto no ha permitido que se avanzara en la creación de Plan de Ordenamiento Territorial. Todo este tiempo hemos buscado pacificar”, acotó el director de la CPCN. 
Una tarea era la aprobación local y nacional del Plan de Gestión presentado ante el organismo ese mismo año. Un requisito era que se volviera a formar un Consejo Ejecutivo Honorario. El anterior fue disuelto en 2011 tras la renuncia de nueve miembros. Quintela informó que han sido seleccionados 20 personas que integrarán un “macroconsejo” de carácter consultivo y que trabajará sobre los informes que les proporcionarán los equipos técnicos y que deberán expresarse luego en ordenanzas municipales. Queda pendiente la inclusión de la bahía y las islas como Patrimonio Histórico de la Humanidad. Para Odriozzola no hubo avances en la redacción de un Plan de Conservación por “falta de voluntad política para avanzar en una gestión eficiente del sitio”.
Colonia es el principal punto de ingreso al país y en la última década fue el segundo destino del turismo a Uruguay, detrás de la costa rochense, que presentó mayor crecimiento en la última década: 251%. “El turismo es como el fuego, sirve para preparar los alimentos pero también puede ocasionar un desastre”, afirma el español Jorge Benavides Solís. “Esta actividad, deseada y perseguida, es una de las principales del departamento de Colonia pero, sin regulación, presiona a la ciudad que vive y sufre según sus caprichos”, subraya Odriozzola.
Eduardo Caballero, ex-miembro del Consejo Ejecutivo Honorario de Colonia del Sacramento, un futuro Plan de Conservación debe incluir una política turística. “Es un sitio muy visitado, muy querido, pero se lo visita como cosa bonita sin vida”, afirmó. Su familia, instalada desde 1997 en el pasaje hacia el viejo muelle, casi no tiene vecinos en varias cuadras a la redonda. Tampoco los tiene la familia de Cristian Pos, licenciado en Turismo y solitario vecino de la calle San Pedro. Su casa es la única habitada en la tradicional vía empedrada, mientras uno amigo de su infancia es el único que vive de forma permanente en la calle de Los Suspiros. “El problema más grande del barrio sur es la enorme comercialización de los espacios y el vaciamiento de los vecinos. Y al no estar el vecino se descuida el barrio”, comentó Caballero.  Pese a las quejas y las denuncias de pasividad oficial, la Intendencia de Colonia tomó una medida cautelar: solo se pueden instalar locales comerciales en donde antes hubo una actividad comercial o administrativa.

El Barrio Histórico de Colonia del Sacramento 
Informe de Miguel Ángel Odriozzola Guillot, Alejandra Gavilán Pampillón, José Assandri Arricar, Lucía Raimondo Reinante (Colonia, 2011)
http://www.sau.org.uy/content/Colonia_Barrio_Historico.pdf

Desidia de burócratas
“Los uruguayos, por tener una país de pocos kilómetros cuadrados en comparación con sus vecinos, en cambio han tenido intelectuales de gran dimensión: el mismo Artigas, Rodó, y para acortar la lista, Benedetti, Galeano, Gardel, Quijano, etcétera. En cambio, en cuanto a su patrimonio cultural tangible, lo han descuidado. Colonia de Sacramento no es una ciudad monumental, ni especialmente bonita si se compara con Quito, Cuzco, Arequipa o cualquier pueblito mexicano Patrimonio de la Humanidad. No; pero en cambio, de alguna forma, es la partida de nacimiento de la identidad histórica y cultural de Uruguay, aquella escrita en castellano, no en portugués, en castellano, no en porteño.
Pues bien, el encargado de conservar y proteger este patrimonio como si fuera sólo suyo, pero pensando en el país, fue el arquitecto Miguel Ángel Odriozola, un excelente dibujante y sabio arquitecto; su misión la ha heredado su hijo, también arquitecto. Joven lleno de ideales y propuestas que chocan con frecuencia con la desidia de los burócratas que no se ocupan como corresponde de la conservación y protección de Colonia del Sacramento, Patrimonio de la Humanidad.”
Jorge Benavides Solís, docente de la Universidad de Sevilla, experto del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS).

“No se ha hecho lo suficiente”
“Colonia del Sacramento es uno de los bienes del Patrimonio de la Humanidad que en Hispanoamérica ha merecido más informes de la UNESCO. En el último se constata la necesidad de tomar medidas concretas para su protección porque se deja entender que no se ha hecho suficiente. En este año se deberá satisfacer este requerimiento.
En un Encuentro de Trabajo de Expertos del ICOMOS realizado en Madrid en mayo de 2013 se conoció que la gestión de Colonia de Sacramento podía mejorar considerablemente. Basta pasear por el barrio y constatarlo. Es fácil observar las consecuencias del insuficiente control urbanístico.
La situación no es satisfactoria, precisamente porque no se han actualizado y puesto en vigencia los planes y el control da la impresión de no ser especializado. Por otra parte, los instrumentos legales vigentes no guardan correspondencia entre ellos y están alejados de la realidad. Sin un Plan de Conservación y de Protección no es posible redactar ni poner en vigencia el indispensable Plan de Gestión o de Manejo sugerido por el Comité de Patrimonio de la Humanidad.
El turismo siempre va a impactar en la conservación de un sitio. Es como el fuego, sirve para preparar los alimentos pero también puede ocasionar un desastre; por eso es indispensable tener precaución, o sea, una política turística vinculada también en forma directa con un Plan de Gestión del Barrio Histórico, Patrimonio de la Humanidad.”
Jorge Benavides Solís, experto español, al diario El Observador (Montevideo, 31/1/2014).


Malignas del Sacramento
Desde 1998, la empresa Buquebus pretendía construir un hotel casino en el antiguo edificio de la Prefectura de Colonia, luego ampliado a un proyecto más ambicioso: un puerto de yates y el barrio Marinas del Sacramento. “Solo el hotel tendría un impacto bárbaro, porque eran tres manazanas, se proyectaba techar la calle de la Prefectura con vidrio, con una estructura fraraonica, lo que obligó a crear una Comisión especial para analizar estas inicitivas”, dice el arquitecto y docente Andrés Mazzini, quien hasta su renuncia a la Comisión del Patrimonio, en 2009, fue técnico del Consejo de Colonia, una entidad dedicada al estudio y protección del Barrio Histórico.
Una primera misión de UNESCO llegó en 2002 para inspeccionar las condciones del anunciado hotel casino que se iba a ubicar en pleno muelle patrimonial coloniense. En aquel momento vino el experto argentino Carlos Pernaut, el mismo que hizo el informe en 1994 para que el Barrio Histórico fuera declarado Patrimonio Mundial al año siguiente. Pernaut realizó una segunda visita de evaluación en 2004, confirmando que el emprendimiento debía ajustarse a las características del sitio.
“En 2006 estuve en el primer Encuentro Internacional de Ciudades Patrimoniales de Origen Portugués, en Coimbra. Cuando hablé de Colonia y expuse el caso de Marinas de Sacramento, se me acercó un alemán de UNESCO, y me dijo: “le puedo asegurar que si ese proyecto se concreta Colonia deja de ser Patrimonio de la Humanidad”. Yo intuía que era un proyecto agresivo para el sitio, pero alli tomé conciencia de la gravedad de la situación”.
Marinas era un negocio de Buquebus, con un puerto de yates y un emprendimiento inmobiliario que significa una superficie similar al 75% del tamaño del Barrio Histórico. “Se iba a crear un nuevo barrio, con edificios de más de siete pisos, con una torre de oficinas y un hotel y centro de convenciones, viviendas escalonadas y todos los servicios relacionados con el puerto de yates. Hay que imaginar una verdadera ciudad al lado de un lugarcito de 300 padrones, al que le quedan 300 habitantes”, evoca.
El argentino Edgardo Venturini encabezó la tercera misión de UNESCO que en 2008 evaluó el proyecto en su totalidad, y fue muy claro: su ubicación no es viable porque afecta el valor patrimonial de Colonia. “Desde Sevilla, en julio mandé un mail a los compañeros del Consejo, describiendo como el Valle del Elba perdió su calidad de Patrimonio de la Humanidad, porque me impactó mucho. Y terminé diciendo: que suerte que tuvimos con nuestra querida Colonia, que logramos evitar que terminara en una situación similar. Si no se hubiera hecho todo el proceso de UNESCO, el proyecto se realizaba. Hubiese sido algo realmente muy malo para el país”, asegura Mazzini.

“A Colonia”, “La Colonia”
22 de enero de 1680. Ese viernes de calor agobiante el maestre de campo Manuel de Lobo, gobernador de Río de Janeiro, desembarcó en un insignificante islote rioplatense ubicado a pocas millas de Buenos Aires. Tres días después, cruzó a la península de San Gabriel, punto ideal para la construcción de una cerrada fortaleza de doce hectáreas.
El 4 de febrero, una guardia hispana del afluente río San Juan fue sorprendida por cañonazos y disparos de mosquetes y fusilería, que evidenciaban un festejo. Al aproximarse a la saliente del territorio, observaron a una eufórica dotación portuguesa, mientras cientos de esclavos levantaban la primera muralla de “A Nova Colonia do Santísimo Sacramento”.
La respuesta no demoró. José de Garro, gobernador bonaerense apoyado por Tucumán, Corrientes, Santa Fe y las Misiones, envió un ejército regular –con fieros guaraníes– que tomó la plaza el 7 de agosto del mismo año. Lisboa lanzó un severo ultimátum que derivó en triunfo diplomático por el Tratado Provisional del 7 de mayo de 1681. Hubo restitución del poblado, devolución de prisioneros, armas y pertrechos y castigo para Garro, organizador de la victoriosa campaña.
Fue la síntesis perfecta de casi un siglo de intrigas bélicas y políticas, que aún cautivan a los historiadores. Madrid recuperaba el estratégico enclave por la fuerza, pero sus negociadores eran humillados por colegas lusitanos que, con elegante voracidad, ganaban el derecho a posesión de la margen oriental del Río de la Plata. El objetivo de Lisboa era evidente: dominar el contrabando regional para compartirlo con su aliada Londres.
En 1718 se radicaron las sesenta familias lusitanas más influyentes y tradicionales, oriundas de la provincia de Tras-os-Montes. Embarcadas en Oporto, en el navío Sao Thomaz, pisaron tierra en la nochecita del jueves 10 de febrero, previo naufragio a dos leguas marítimas. Desde entonces, la Nova Colonia se desarrolló sitiada por los campos de bloqueo de San Carlos y Vera, pero, jamás, hubo una estrategia española de neutralización de su creciente influencia. En respuesta, el astuto lisboeta Manoel Gomes Barbosa planteó el avance sobre las despobladas bahías de Montevideo y Maldonado, ubicadas a cientos de kilómetros, camino al sur de Brasil.

Máximo esplendor coloniense
El historiador Fernando Assunçao lo sitúa hasta el penúltimo asalto español, de 1761. Por entonces era un dinámico centro urbano, económico y político, desde donde se manejaba mucho más que la navegación rioplatense. “Fue una verdadera Atenas sudamericana. La mayor luminaria rioplatense del siglo XVIII, más moderna y progresista que Buenos Aires e incomparable con la incipiente Montevideo. En esa época descolló la figura del carismático Pedro Antonio de Vasconcelos, talentoso creador de prosperidad y fuerza militar; impulsor del libre comercio y de sus luces culturales[...] Fue la primera ciudad oriental, pero, paradójicamente, o quizá por eso mismo, no era una posesión hispana.”
Tanto brillo tenía una contracara. El fuerte era abrigadero de bandeirantes y contrabandistas de la londinense South Sea Company. La naviera se dedicaba a introducir esclavos para clientes particulares e influyentes órdenes religiosas de Córdoba y Tucumán. El tráfico humano era cruel y aberrante, pero, apenas se trataba de un escaparate para el transporte ilegal de oro y plata del Alto Perú.
Los negros se pagaban con cuero y odres de cebo. Los lingotes eran traídos en reatas de mulas o en carretas, cruzados al Delta del Tigre bonaerense y escondidos entre la mercadería perecedera de bergantines piratas que retornaban al Golfo de Guinea. La misión era entregar el metal a buques de bandera, con destino a los principales puertos ingleses. Un negocio redondo, solventado con sangre africana.
El jueves 6 de enero de 1763 el estuario rioplatense era un polvorín. Portugal exigía la devolución de Colonia, todavía bajo transitorio control hispano. Esa mañana la defensa era alertada sobre la insólita presencia de tres barcos piratas –Lord Clive, Ambuscade y Gloria– contratados por la South Sea Company para “restablecer el orden y matar castellanos, con la ayuda de Dios”. La respuesta fue lógica y terminante: dos andanadas de sesenta cañones navales y más de cien terrestres.
El Lord Clive –al mando de Robert McNamara, amigo personal del primer ministro británico Sir William Pitt– se transformó en una dantesca hoguera flotante, a pocas millas de la playa. Murieron cientos de marinos, entre ellos el capitán que se hundió con su barco, en uno de los más fantásticos naufragios de la historia sudamericana. Poco después, la diplomacia lusitana recuperaba la disputada plaza por última vez.

3 de junio de 1777
Aquella tardecita del martes, el sol se ponía sobre la costa oriental del Río de la Plata y las nubes trazaban violáceos caminos en el cielo. Los últimos rayos se colaban por las calles angostas cubiertas con piedras en forma de cuña, mientras las imponentes murallas se teñían de ocre. El paisaje era atentamente vigilado por uno de los más calificados mariscales de la corona.
Estaba allí, con nueve mil soldados, más de mil indios y otros tantos zapadores, para poner fin a las argucias portuguesas, para suprimir el libre comercio clandestino y transformar al “Mare nostrum” en el “Río ancho como mar”. Si fuera necesario a sangre y fuego. Buscaba un flanco débil en aquella sólida silueta gris, erizada de cañones. Carlos III le daba una segunda oportunidad. Debía apoderarse de la isla de Santa Catalina y reconquistar “La Colonia”.
En su informe previo señalaba con franqueza la inconveniencia de su presencia en el ataque: “Con nuestras fuerzas debiera ir un oficial de campo a quien apreciase la tropa y que sea más moderno que Vértiz, por que no se embarace en el mando.” A tal fin, señaló a Víctor de Navia Osorio, notable militar asturiano, jefe del Cuerpo de Reales Guardias Españolas.
El general Navia de Osorio fue quien reconoció la costa y tomó posesión del fuerte, casi sin disparar armas, con cuatro compañías de Granaderos. La acción era seguida, desde corta distancia, por quien luego se llevó toda la gloria: Pedro de Cevallos, primer virrey del Río de la Plata.

Celtas, godos y castizos
El martes 1 de abril de 1783, el antiguo puerto coloniense recibió a los labradores hispanos establecidos por orden del virrey Juan José Vértiz y Salcedo y de Manuel Ignacio Fernández, intendente de Buenos Aires. Se iniciaba así un lento proceso de renacimiento, aunque ni siquiera cercano a su glorioso y pretérito esplendor portugués. Juan Alejandro Apolant, en Los primeros pobladores españoles de la Colonia del Sacramento, informaba la procedencia de las familias pioneras: once castellanas, diez asturianas y ocho gallegas, a quienes se sumaron criollos, indios y mestizos.
En esa fecha arribaron: 1) Tomás Martínez, Isabel Alonso e hijos, de San Miguel del Valle, Valladolid. 2) Santos Cela y Felipa Pérez, de Santa María de la Bañeza, Astorga, provincia de León y Palencia, Castilla La Vieja, respectivamente. 3) Manuel González, Luisa López e hijos, de San Julián, Astorga. 4) Antonio Constanzo y María Castañeda, de San Andrés de Benavente, Oviedo y Fuentelagaña, Zamora, respectivamente. 5) Fernando Estevan, Manuela Alonso e hijos, de Torres de Fredes, Zamora, Castilla la Vieja.
El segundo grupo se instaló entre el 10 de julio y el 8 de diciembre de 1873: 6) Domingo Antonio Cañas y Pascuala do Campo, de San Pedro de Bisma, La Coruña. 7) José Patiño, de Santa María de Oza, La Coruña. 8) Francisco Antonio Álvarez, de Santa María de Castro, Trasancos, Betanzos de Galicia. 9) Santiago Bedoya, de Arnuzco de Palencia, Castilla la Vieja. 10) Manuel Sánchez y Manuela Sánchez, de Medina de Rioseco, Palencia, Castilla la Vieja. 11) Francisco Pérez, Juliana Herrero y Mateo Pérez, de Palencia, Castilla la Vieja. 12) Ramón Carro, Teresa Alonso e hijos, nacidos en San Miguel del Valle, Valladolid, Castilla la Vieja, vecinos de Roales de León. 13) Blas Toreiro, María Antonia Agra e hijos, de Santa María de Basadre, Lugo. 14) Jaime Serrat, María Antonia Lablé e hijos, de Ribadavira, Gerona de La Coruña y La Coruña, respectivamente. 15) Manuel Delgado Blanco, Isabel Martínez e hijos, de Fuentes de Nabas, Palencia, Castilla la Vieja. 16) Vicente González y Josefa de las Heras, de Medina de Rioseco, Palencia, Castilla la Vieja.
El tercero se radicó entre el 4 de julio y el 16 de octubre de 1784: 17) Antonio Palacio Vigil, Josefa de la Vega e hijos, nacidos en San Juan de Muñoz, Siero, vecinos de Llanes. 18) José García, Manuela Villar e hijos, nacidos en Llosa, Santo Tomás de Coro, vecinos de San Cosme de Tornón, Villaviciosa. 19) María Rubiera e hijos, de San Clemente de Quintueles, Gijón. 20) Francisco Costales, Manuela Fernández e hijos, de Quintes de Villaviciosa. 21) José Carbajal, María Arce e hijos, de San Clemente de Quintueles, Gijón. 22) José Menéndez, Agustina de la Fuente e hijos, de San Julián de Somió, Gijón. 23) Antonio Saura y Teresa Martínez, nacidos en Venasco, Barbastro de Aragón, vecinos de Zamora.
El 8 de setiembre de 1786 llegaron: 24) Juan Antonio Carbajal y Teresa Muñiz, de San Clemente de Quintueles, Gijón. 25) Manuel González Amores, Teresa Muñiz e hijos, de San Cosme de Bobes, Siero. 26) María Manuela de la Fuente, casada en segundas nupcias con Juan Roquete, de Santa María de Veira, La Coruña. 27) María García, casada en segundas nupcias con Bernardo Gayán, de Moderes, Salamanca. 28) José Moris y Manuela Génova, de Quintes de Villaviciosa. 29) Manuel Génova y Bárbara Fernández, de Quintes de Villaviciosa.

Juego de damas
La imponente muralla de Manuel de Lobo era sencilla hacia el río y más fortificada del lado de tierra. Tenía cuatro poderosos baluartes: San Miguel, San Antonio, San Juan y Del Carmen. El diseño original de dos portones fue sustituido en 1745, por un gran portal de piedra labrada. El gobernador Pedro Antonio de Vasconcelos creó nuevas posiciones defensivas y aumentó el cinturón de chacras y establecimientos de corambre. La ciudad contrastaba con el tradicional estilo español. Un damero de calles perpendiculares y angostas, con plazas y plazuelas perfectamente integradas al conjunto. En el centro estaba el Palacio del Gobernador, rodeado por la Iglesia Mayor, el Colegio Jesuita, el hospital y la Maestranza.
El fuerte remoto fue vencido por los reconquistadores hispanos y por el paso del tiempo. A mediados del siglo pasado, vecinos emprendedores comenzaron a soñar con su reconstrucción, con fines de difusión cultural y turística. Una quijotada que culminó con la creación del Barrio Histórico, reubicado en su sitio original, el extremo oeste de la península de San Gabriel. Sobre derruidas viviendas de época, fueron rescatadas más de tres centurias de memoria militar, civil y religiosa. Para la UNESCO constituye “un notable testimonio, por su plano y sus monumentos, de la índole y los objetivos de una ciudad colonial europea”, de finales del siglo XVII. En Berlín, en 1995, fue declarado Patrimonio Cultural Histórico de la Humanidad.

Instituto del Patrimonio
Es la propuesta de Andrés Mazzini como ente regulador del patrimonio cultural del país. “Aunque la base sería la actual Comisión, un Instituto tendrá mayor autonomía y libertad de acción. Debe tener una dirección más pequeña, profesionalizada, que tenga vinculación con el Ministerio de Educación, está bien, pero con un margen mayor de independencia. Creo que un buen ejemplo es el LATU, con su capacidad de gestión, monitoreo e investigación. Otro tema es la redefinición de categorías. No alcanza con la figura de Monumento Histórico Nacional, porque existe una gran dificultad para aplicar la actual legislación por ejemplo al patrimonio inmaterial. Hay bienes que no necesitan ser protegidos con una figura tan potente, por eso debe sumarse el concepto de Bien de Interés Cultural (BIC), que es una categoría genérica que puede cubrir a todos los bienes. Otro asunto de interés es la necesidad de tener herramientas legales para controlar la entrada y salida de bienes culturales. La Comisión ahora libera guías para una multiplicidad de bienes: pinturas, esculturas, equipamiento, relojes, armas, pianos, cualquier vehículo, pero falta una normativa. A eso se suma que la tarea de contralor se hace con muy pocos funcionarios y sin especialistas. La Comisión no tiene un historiador del Arte. Hoy por hoy, ocurre que se ponen objetos bajo la órbita de la Comisión, pero sin protección específica. Lo único que se dice es que ese bien no puede salir del país. Y muchas veces no es una decisión práctica, porque no hay un seguimiento, ni siquiera se sabe dónde está. La nueva ley debe abordar el concepto de trazabilidad de los bienes. Un ejemplo: nosotros cautelamos aquel Blanes, Entre dos luces, pero no sabemos dónde está. Se pudo haber ido, o estar guardado en una casa. ¿Y si no sabemos dénde está, para qué lo cautelamos? Uruguay tiene una cantidad de convenios bilaterales de cooperación contra el tráfico ilícito de bienes, pero está en situación de riesgo porque los controles son difíciles.”

Comité del Patrimonio Mundial
Andrés Mazzini participó en tres reuniones generales del Comité del Patrimonio Mundial de UNESCO: Vilna (Lituania) 2006, Quebec 2008 y Sevilla 2009. En estos encuentros de los 176 países adherentes a la Convención del Patrimonio Cultural de la Humanidad se dan a conocer los ingresos, cambios de estatus y salidas de la lista de 890 sitios declarados Patrimonio de la Humanidad.
“Cuando se ingresa a la lista es una satisfacción enorme festejada por un país, pero cuando un sitio es declarado patrimonio en peligro, no es solo un problema nacional. También es una preocupación para UNESCO, porque es una medida extrema, y desde ese momento se compromete más para que salga de esa situación”.
En la reunión de Sevilla fue la segunda vez, en tres décadas del Comité del Patrimonio Mundial, que un sitio fue quitado de la lista: el Valle del Elba, en Dresde. Allí están construyendo un puente que según UNESCO pone en riesgo el valor natural y cultural del paisaje. La medida fue aprobada en votación secreta de los 21 países que integran el ejecutivo del Comité.
“Yo intuí que era algo muy fuerte, se notaba en el ambiente. Hubo un silencio total y un clima de pesadumbre. Luego hablé con la española Nuria Sanz, jefa de la región América Latina del Comité, que me dijo: 'lo que pasa Andrés, que esto es una derrota para nosotros'. Yo pensaba que los alemanes debían estar horrible, pero no, peor estaba la gente de UNESCO”. El primer sitio quitado de la lista de patimonios de la humanidad fue el Santuario de Orix árabe en Omán.

Mazzini
Recibido de arquitecto en 1982, especializado en patrimonio, es profesor agregado, grado 4, del Instituto de Historia de la Arquitectura, encargado del Centro de Documentación de Historia de la Arquitectura y el Urbanismo de su facultad.
En 1980 se sumó al Grupo de Estudios Urbanos. “Vista en la perspectiva del tiempo fue una gran campaña comunicacional, que creó un movimiento de reflexión opositora a la dictadura. A partir de un tema muy específico, la arquitectura, se captaron inquitudes muy diversas, quizá, porque había un paralelismo entre la pérdida de valores de identidad y del pasado y tradiciones muy fuertes que el país necesitaba recuperar: libertad, democracia, cultura, educación”.

Liderado por Mariano Arana (“un verdadero innovador de la enseñanza de la arquitectura”), en ese equipo también estaban su hermanas hermanas Elena y Laura Mazzini, Carmen Canoura, Fernando Giordano, Nelson Inda, Pilar Pérez, Lina San Martín, entre tantos. En su sede de la calle Ciudadela, el GERU realizó los memorables audiovisuales Montevideo ciudad sin memoria. Realizó los primeros inventarios urbanos de Montevideo: Ciudad Vieja, Barrio Sur, Barrio Reus al sur, Aguada, Plan Fénix, y Carrasco, con la arquitecta Laura Cesio. También relevó ciudades del interior: Colonia, Salto, Tacuarembó, Rivera, San José, Pando.

1 comentario:

Carlos De Bon dijo...

Hola, Muy buen articulo, por favor tenes más información al respecto? gracias, Carl0os de uruguayignorado.com